¿Cuáles son los atributos que más te gustaron? ¿Puedes compartir algún ejemplo de uso que te haya sorprendido?
Algunas funciones que ya vienen siendo clásicas en las luces RGBW como los múltiples caminos para lograr el color. Desde la emulación de filtros con una base de temperatura color, pasando por valores HSI, hasta por valores RGB. Pero lo que destaco es la garantía de amplitud del espacio de color que logra el led del ARRI Orbiter. La interfaz de usuario me resultó muy cómoda. El sistema de “montura” de accesorios me pareció un hallazgo. En combinación con los domos de diferentes tamaños, creo que es una gran herramienta. Combinar los tamaños de los domos me permitió adaptarme a distintos espacios para reproducir el mismo efecto de luz para VFX junto con otras técnicas más artesanales.
Con el Orbiter pude navegar el set entre los personajes con una luz con la que no sólo pude cumplir con las necesidades técnicas, las complejidades de VFX, los pedidos del cliente, sino que también pude trabajar con relativa facilidad, algo tan intangible como la “personalidad o rasgo de comportamiento” de un elemento fantasioso que luego se agregaría digitalmente a la imagen y que tiene un rol protagonista en la serie. Antes del Orbiter, quizás no hubiese sido tan fácil ni hubiese podido resolverlo sin condicionar aún más al rodaje.
Si bien es un artefacto signado por una sofisticada tecnología, rescato es que haya logrado un diseño que tiene un excelente rendimiento y a la vez que tiene múltiples configuraciones. Generalmente, son dos aspectos que no van de la mano. Como director de fotografía, lo que me resulta más valioso del ARRI Orbiter es que es una fuente de luz extremadamente plástica, maleable y que me permite disponer y combinar los atributos de la luz como desee.